El lunes saltó la noticia de la dimisión de Esperanza Aguirre y empezaron las loas y panegíricos hacia su persona, por parte de la prensa amiga, la liberal, la fiel, la "nacional". Alabanzas y llantos por la retirada de la "lideresa", que olían a naftalina y sonaban como viejas fanfarrias de la Radio Nacional de la postguerra o como reportajes del NO-DO. Los Queipo de Llano del momento lanzando sus soflamas a los cuatro vientos.
No ha hecho más que dimitir y pedir su reingreso a su puesto de trabajo como funcionaria e inmediatamente se lo han concedido. A ella que rebajó el sueldo a los funcionarios y que ha reducido plantillas. Para ella no hay problema, no hay recortes. Pero no es el único "regalo". Un partido ha pedido al partido de Espe, el PP, que le ponga el nombre de la lideresa a una calle del pueblo. El municipio en concreto es Boadilla del Monte, entidad famosa por haber tenido de alcalde a un "prestigioso implicado" en el Caso Gürtel, Arturo González Panero. El actual ha sido uno de los primeros en expresar su tristeza por la marcha de Aguirre. Así que puede que la iniciativa tenga éxito, aunque sea una trampa para conseguir que se cambie el nombre a la dichosa calle propuesta, que no tiene otro que el de Avenida del Generalísimo. Y de paso el partido "independiente" le hace la pelota al PP, quién sabe a cambio de qué.
¿Y quién mejor para sustituir al Caudillo que la "Generalísima", la admirada "caudilla" de los ultraliberales hispanos? Total, cambia el nombre, pero no cambia la ideología, liberal en lo económico, y nacionalista españolista y ultracatólica en lo político. Seguro que cunde el ejemplo.