El pacto entre PP y PSOE, sobre modificación del Código Penal para aumentar las penas en caso de yihadismo, tiene soliviantados a muchos ciudadanos. Sobre todo al conocerse que no modifica realmente nuestra norma penal, ya que casi todo está ya regulado en ella (solo introduce inseguridad jurídica al tipificar como delito la contemplación de webs de contenido yihadista). Lo que hace falta es verdadera voluntad de aplicar esas normas penales, según expertos. Pero no la hay. Sin olvidar la reforma de la justicia universal hecha por el PP, que convierte en papel mojado la posibilidad de perseguir a esos terroristas, tan asiduos a viajar de un país a otro de forma rápida y sin ser detectados, como pasó con los cómplices de los atentados de París recientes (recalaron en España), motivo, nos dicen, de la reforma penal pactada. El hecho de que el PSOE pacte esto, cuando no hace mucho negaba cualquier posibilidad de pacto con el PP (e incluso, para colmo, el secretario general desea algún pacto más, como en el caso de la educación) ha provocado el enfado del votante (y de muchos militantes). El que ese pacto consagre la cadena perpetua (con el hipócrita eufemismo de "prisión permanente revisable") es todavía más enojoso, a pesar de que se diga que se derogará cuando se llegue a gobernar o se vaya a presentar un recurso de inconstitucionalidad, pues entonces ¿por qué se consiente ahora, tras votar en contra en el Congreso de los Diputados? Una pena tan cruel y degradante que ni Franco se atrevió a restaurar tras su abolición en España a finales de los años veinte del siglo pasado. No convence. En fin, la foto muestra la poca alegría de la firma del pacto. Algo lógico pues es como el abrazo del oso, que sirve para que algunos vean a PP y PSOE como dos caras de la misma moneda, e indica el nivel de decadencia a que está llegando el PSOE, como se muestra en las últimas encuestas. ¿Será capaz la dirección socialista de enderezar el rumbo?
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