Desde hace unos días vengo observando un nuevo habitante del barrio. Una garza que se posa, generalmente a media tarde, entre las dos y las dos y media, aproximadamente, en el solar que quedó libre de la segregación que precedió a la construcción de la nueva residencia de ancianos.
Viene casi todos los días y la he descubierto cuando me he asomado a la ventana del dormintorio. Se entiende que debe tener cerca su nido, tal vez en las proximidades del río Genil. Hoy la he visto emprender su vuelo en esa dirección, cuando dejaba el solar.
Más de una vez ve perturbada su estancia, pues a la hora en que aparece, muchas madres pasan por las inmediaciones en busca de sus hijos, que han salido del colegio Ferrrobús. Otras personas también cruzan por la calle que bordea por detrás el supermercado. Entonces el ave se desplaza al otro extremo de la parcela, y vuelve cuando el terreno está despejado. Si algún vecino o vecina penetra en la zona con su perro, para que éste desfogue corriendo o haga sus necesidades, nuestra nueva vecina sale, lógicamente, huyendo de allí. Esta parcela es lugar habitual de estas prácticas con las tan abundantes mascotas caninas.
Tal vez, por ello, nuestra amiga haya escogido este lugar. Los excrementos y los desechos que hay vertidos por las obras cercanas, por la costumbre de algunos incívicos vecinos de tirar allí basuras de grandes dimensiones (que no entran en los contenedores soterrados cercanos), y la habitual vegetación que crece sin control (aunque este año sea menos abundante, por las escasas lluvias), hacen de este solar un campo abonado para la froliferación de insectos y pequeñas alimañas, sobre todo roedores (como el que se ven el pico), que le sirven de alimento o de sostén para sus crías.
Ayer, un par de cigüeñas planearon por la zona, tal vez buscando algún lugar elevado donde ubicar su nido. Pensé, "pronto esto será un pequeño zoológico". No obstante, prosiguieron su vuelo. "Por San Blas, la cigüeña verás". La cigüeña y la garza. Seguramente nuestra garcilla sea un ave de esas que llamamos por aquí "espulgabueyes". Una garza de mediano tamaño, de plumaje blanco, con pico amarillo y zancuda, de patas largas de color grisáceo. Un ave que vemos mucho por los campos, cuando son arados, atacando los surcos que va abriendo el arado en la tierra, en busca de los animalillos que deja al descubierto y que también sirven de desparasitador del ganado en las dehesas. Ojalá siga viniendo por aquí. No molesta, no hace ruido, limpia el terreno, y adorna el paisaje urbano con sus saltos, su esbelta figura y su blancura, y con su elegante vuelo. Vecinos así son bienvenidos.