Ayer se inauguró la Feria del Libro de Palma del Río. Un amplio programa de actividades, además de los expositores de venta de libros, donde participan editoriales y librerías locales. A las presentaciones de libros se unen actividades como talleres, animación a la lectura, o representaciones teatrales. Ayer, además, se rindió homenaje a una escritora local, que, además es amiga, Mari Carmen Navarro Ruiz. Un homenaje merecidísimo y una deuda saldada con esta mujer.
Mari Carmen tiene un extenso bagaje literario. Es autora de cuentos, novelas, poesía y teatro. Es maestra en el Colegio Salesiano local. Está casada con otro amigo, el médico Antonio Ballesteros, y tiene dos estupendas hijas: Almudena y Carmen. Y también es bloguera, como yo. Sus numerosos premios, recibidos desde hace años, sirven como tarjeta de presentación del valor de su obra. Si fui ayer a su reconocimiento público, además de por lo dicho, fue por la amistad que me enorgullece tener con ella (aunque nos veamos poco, como me dijo con un emotivo y fuerte abrazo) desde casi la niñez.
Una niñez y una juventud que compartimos en el mismo barrio, ya que ella vivió con sus padres en la Calle San Sebastián, cerca del Hospital y del bar de su tío Manolo "el zapaterillo". Una juventud, vivida como se vive en la adolescencia, con sus pasiones, odios, ilusiones, rebeldías, curiosidades, descubriendo la cultura, la literatura, el amor, la amistad sincera, el placer y los sinsabores de la vida, la fe y las dudas, además en el terreno y las aulas del Instituto de Bachillerato, donde llevamos algún tiempo la revista Creación, y donde le dieron uno de sus primeros premios. Amistades en común. Vivencias en común, que se volvieron a encontrar en los años universitarios de Córdoba, donde estudió Filosofía y Letras. Luego la pasión por el teatro, que hizo que hasta coincidiésemos en alguna representación. Aunque la vida nos separara, como le ocurre a la mayoría de los adultos, para mi, Mari Carmen siempre ha sido una buena amiga, magnífica amiga, por la que siempre he sentido admiración. Y con la que he llegado a compartir profundas complicidades, secretos de juventud, trozos de vida. Una vida, la suya, que ha tenido sus dificultades. Problemas que ha sabido magistralmente afrontar con ese sentido literario que le ha convertido en una gran persona.
El año pasado el Ayuntamiento palmeño y la Feria de Teatro en el Sur otorgaron unas menciones con motivo de los 30 años del encuentro teatral. Subieron muchas personas que dedican su vida, de una u otra manera, al teatro. "No estaban todos los que se han movido y han dedicado o dedican una parte de su tiempo a este arte en nuestra tierra, pero se lo merecían", dije en mi crónica del acto. Se olvidaron de galardonar a Mari Carmen. Aunque uno de los que sí subieron a recibir el aplauso del público, Olegario León, Gari, que ejerce sus labores teatrales en la provincia de Cádiz, sí se acordó de nombrarle y pedir un merecido aplauso para ella. Hoy, por fin, ese homenaje a la gran mujer y la estupenda literata, autora dramática, y poeta, ha tenido lugar. Me alegro muchísimo. Es justo que un pueblo se acuerde de sus mejores vecinos. Ya era hora ¡Por fin! ¡Felicidades, Mari Carmen!